Recuperando el blog
como todos los archivos se han escapado de portada y ya tenemos la huerta hasta arriba de malas hierbas otra vez....
como todos los archivos se han escapado de portada y ya tenemos la huerta hasta arriba de malas hierbas otra vez....
Con varios sacos de estiércol de caballo no muy fresco, cubrimos todo el huerto y lo dejamos reposar unos días antes de mezclar y deshacer y a la espera de que repararan el mono.multi.motocultor.
Antes de pasar a la siembra directa pasamos pasa la motoazada varias veces, mezclamos ya la arena de río, y se empezaron a preparar los bancales.
Despues de pasar el motocultor varias veces, mezclada ya la arena
Las resistentes alcachofas del Baix Llobregat recibieron con estoicismo el riego de una manguera que escupía glaçons en forma de tubo. El resto de los cultivos: cebollas, coles, lechugas, rábanos y guisantes se encointraban petrificados pero no muertos.
El viento y el frío de diciembre acabaron con buena parte de las judías verdes. Decidimos reponer plantones, una vez arrancado el resto de los rábanos, negros y rojos, de los que hemos tenido muy buena cosecha.
Compramos plantitas de col verde, de coliflor y de lechuga hoja de roble. Con esto plantamos un bancal y medio.
Las lluvias otoñales han endurecido algo la tierra. Han crecido algunas aromáticas: cilantro y eneldo fundamentalmente, y ya despuntan los bulbos de narcisos jacintos, tulipanes -creo-.
Avanzan las judíass verdes, los rábanos -rojos y negros-, y los nabos. También han quedado dos o tres plantas de guisantes.
El resto ha sido pasto de caracoles y babosas. Procedemos a esparcir cenizas alrededor de las zonas de paso de los animalitos para intentar salvar lo que queda y decidimos plantar plantones, ya crecidos, de lo que encontremos en el mercado.
...como las de la imagen que, aunque están mordisqueadas, ya tienen futuro.
Habíamos sembrado: orégano, mejorana, albahaca normal y púrpura, cilantro, eneldo, una lechuga rara y otras.
El eneldo va muy bien, como se puede observar.
La grama lo invadía todo... y después de arrancar las altísimas hierbas hubo que remover las raices restantes a golpe de azada. De paso íbamos preparando la tierra, soltándola, retirando piedras, bulbos, palos, clavos, etc. No obstante, decidimos darle una oportunidad a los pimientos, bastante raquíticos, y los entutoramos y mimamos un poco.
Aprovechando la Diada iniciamos el trabajo: limpiar la tierra de malas hierbas y restos de siembras anteriores.
Fue una ardua labor y salimos llenos de arañazos, alguna picadura, polvo, euforia y satisfacción.
La tierra es arcillosa, roja y dura, así que decidimos que habría que mezclar arena para facilitar el trabajo de las raíces.